El cierre del gobierno de EEUU dejó a miles de funcionarios trabajando sin sueldo, lo que provocó un “leve aumento” en las llamadas por enfermedad de los controladores aéreos, resultando ya en cerca de 10.000 vuelos retrasados.
Lo que importa
- El cierre gubernamental de Estados Unidos está provocando problemas de personal aeronáutico en casi una docena de aeropuertos, ya que centenares de miles de funcionarios federales están trabajando sin sueldo.
- Aunque los controladores aéreos son considerados «esenciales» y siguen trabajando, se reportó un «leve» aumento nacional de llamadas por enfermedad.
- La Agencia Federal de Aviación (FAA) y el secretario de Transporte, Sean Duffy, advirtieron que si las llamadas por enfermedad continúan, se verán obligados a reducir el flujo de tráfico para mantener la seguridad.
- El monitor de aviación FlightAware ya informó de alrededor de 10.000 vuelos retrasados entre el lunes y el martes.
- La solución al problema está estancada en el Congreso, donde los demócratas continúan votando en contra de una propuesta de financiamiento republicana, mientras buscan garantizar el apoyo gubernamental a la Ley de Atención Médica Asequible (ACA), conocida como Obamacare, y presionan para revertir los recortes a Medicaid.
Contexto
¿Cómo afecta el cierre del gobierno de EEUU a los controladores de tráfico aéreo?
¿Existe una garantía de que los funcionarios suspendidos recibirán pago retroactivo?
No existe una garantía de que los funcionarios suspendidos reciban el pago retroactivo por el tiempo en que el gobierno permanezca cerrado. Un memorándum preliminar de la Casa Blanca indicó que los trabajadores suspendidos no tienen garantía de compensación por su tiempo libre. Si bien los controladores aéreos, al ser considerados esenciales, siguen trabajando, la incertidumbre sobre cuándo y si recibirán su salario exacerba la tensión.
¿Cuál es el estancamiento político que impide la reapertura del gobierno?
El estancamiento político se centra en la votación sobre la prolongación de los presupuestos, la única vía para reabrir el gobierno federal. El principal punto de discordia es la política sanitaria. Los demócratas exigen que los republicanos sigan garantizando el apoyo gubernamental a la Ley de Atención Médica Asequible (ACA), conocida como Obamacare, y presionan para revertir los recortes a la atención médica de los más pobres (Medicaid), recortes que forman parte de la «gran y hermosa» ley firmada por Trump en julio. Sin embargo, los republicanos rechazan rotundamente la inclusión de estos fondos, alegando, además, que los demócratas pretenden incluir financiación para la atención médica de los inmigrantes indocumentados, acusación que los demócratas niegan.
Para poner fin a la congelación presupuestaria, el Congreso debe aprobar el presupuesto de transición. El proyecto ya fue aprobado en la Cámara de Representantes y ahora requiere la aprobación del Senado. Para que esto suceda, los republicanos, quienes solo cuentan con 53 escaños y necesitan al menos 60 de los 100 votos, requieren la adhesión de ocho senadores demócratas, dado que uno de sus propios miembros ya manifestó su voto en contra.