La mayoría de nosotros soñaría con tener un salario mensual de 679 mil pesos, o lo que es lo mismo 10 mil dólares y una chilata. En Estados Unidos y Canadá cualquier hogar de tres a cuatro personas cuyo ingreso anual supera los 56 mil dólares se considera clase media. El de Santiago Hazim era de 120 mil dólares al año.
Pero no hay que decir que no era suficiente y el documento de solicitud de medida de coerción prueba que más allá de su sueldo tuvo ingresos por 2,800 millones en cuatro años. O sea que su ingreso mensual era de 58 millones de pesos algo así como dos millones por día y hay que decir que el sueldo quedaba limpio.
Por eso pudo adquirir una villa en Casa de Campo que se alquila en 2, 200 dólares al día en temporada baja.
Quizás por eso necesitó un reloj Rolex de 83 mil dólares para saber la hora.
Que el estado haya pagado 1, 400 millones por vacunas que eran gratuitas no tenía ninguna importancia para este grupo que se sentía tan seguro que operaba de manera muy simple.
En el documento de solicitud de medida de coerción se pone en evidencia cómo por cada millón que le era pagado a una de las empresas del grupo READ se transfería un porcentaje a dos empresas que operaban como lavadoras.
El testigo estrella del ministerio Público el señor Pablo José Ortiz, no escatimó datos para identificar como funcionaba el esquema.
Ayer dijo Wilson Camacho que este era el más grave caso de corrupción que se haya manejado en el Pepca y hay que sumarle el más inhumano.
Nunca sabremos cuantas vidas se perdieron por tratamientos que se negaron o que se sobrefacturaron. Cuanta gente no recibió una radioterapia o no tuvo acceso a una medicina de verdad.
Piense que solo en suplementos de cáscara de uva para envejecientes se pagaron 1400 millones de pesos. Se pagaron sin que el producto tuviera registro sanitario y sin que la empresa estuviera habilitada.


