La tragedia en Sudán alcanza un punto crítico tras la caída de la ciudad de El Fasher, en Darfur del Norte, a manos de las fuerzas paramilitares de las Rapid Support Forces (RSF). Este hecho marca un giro devastador en un conflicto que ya ha dejado más de 15.000 muertos, millones de desplazados y una emergencia humanitaria sin precedentes en África.
Durante 18 meses de asedio, las RSF cercaron la ciudad, impidiendo la entrada de alimentos, agua y medicinas. Con la reciente toma del control total, miles de familias se encuentran atrapadas entre los escombros, sin acceso a ayuda internacional y expuestas a la hambruna y a la violencia.
Organismos como la ONU y Médicos Sin Fronteras han denunciado que la crisis se ha convertido en “un infierno invisible para el mundo”, mientras los hospitales colapsan, los niños mueren por desnutrición y los combates se extienden hacia otras regiones del país.
El conflicto, que comenzó en abril de 2023 como una disputa de poder entre el ejército regular y las RSF, ha degenerado en una guerra total con características étnicas y genocidas, especialmente en zonas de Darfur, donde se reportan masacres y desplazamientos forzados.
Los analistas advierten que Sudán podría convertirse en el peor desastre humanitario del siglo XXI, comparable con Siria o Yemen, si la comunidad internacional no actúa con urgencia.
💬 Frase destacada para redes o gráfico:
“Sudán se está desangrando mientras el mundo mira hacia otro lado.”
— António Guterres, Secretario General de la ONU
📊 Datos clave:
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18 meses de asedio a El Fasher
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Más de 15.000 muertos y 10 millones desplazados
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70% de los hospitales fuera de servicio
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24 millones de personas necesitan ayuda urgente
🧭 Contexto:
Sudán, con más de 45 millones de habitantes, se encuentra dividido entre el ejército liderado por el general Abdel Fattah al-Burhan y las RSF del comandante Mohamed Hamdan Dagalo (Hemedti). Ambos buscan el control del país tras la caída del régimen de Omar al-Bashir en 2019.
La lucha ha provocado una catástrofe humanitaria que amenaza con extenderse a Chad, Sudán del Sur y Egipto, y ya ha generado una ola de refugiados sin precedentes en la región del Sahel.


