La llegada de Juan Soto a los Mets de Nueva York no solo ha impactado el rendimiento en el campo, sino que también ha generado un «efecto dominó» fuera de él, transformando la experiencia de los fanáticos y disparando la asistencia al Citi Field. Este fenómeno subraya el poder de una superestrella para revitalizar una franquicia y conectar con una nueva legión de seguidores.
Desde su debut con el equipo, el Citi Field ha visto un incremento asombroso del 21% en la asistencia, catapultándose del puesto 17 al 5 entre los estadios más visitados de las Grandes Ligas en solo un año. Los seguidores, tanto leales como nuevos, acuden en masa para ser testigos del impacto de Soto, un jugador conocido por su disciplina en el plato y su capacidad para conectar batazos decisivos.
El carisma y el talento del jugador dominicano han capturado la atención global, haciendo que sus camisetas y productos se conviertan en los más buscados. Más allá de su rendimiento deportivo, la presencia de Soto representa una esperanza tangible para los Mets, que buscan su duodécima postemporada en 63 años. Este «efecto Juan Soto» no es solo una victoria para el equipo, sino también un testimonio del marketing deportivo de alto nivel.