Washington / San Salvador – Un reciente reportaje del New York Times y la investigación de ProPublica sacan a la luz un supuesto acuerdo entre el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el presidente salvadoreño, Nayib Bukele. El pacto habría consistido en que EE.UU. liberara a líderes de la pandilla MS‑13, acusados de terrorismo y narcotráfico, a cambio de que Bukele recibiera inmigrantes deportados —presuntamente criminales venezolanos— y los mantuviera en su prisión de máxima seguridad, el CECOT.
Según ProPublica, Bukele presionó para que solo llegaran a El Salvador convictos genuinos, pero EE.UU. envió personas sin cargos o con acusaciones débiles. A cambio, Trump autorizó la liberación de al menos dos líderes de la MS‑13 procesados en Nueva York, alegando motivos «geopolíticos» Entre ellos figura “Greñas” y “Vampiro”, acusados de terrorismo y asesinatos, pero cuyo procesamiento fue desestimado por consideraciones de política exterior
ProPublica también reveló cómo el gobierno salvadoreño habría interferido activamente en extradiciones de altos mandos de la MS‑13 a EE.UU., negándose a entregar a varios pese a las solicitudes oficiales Además, se documenta la posible desviación de fondos de ayuda estadounidense hacia la pandilla y la protección carcelaria a cambio de apoyo electoral y reducción de homicidios
Mientras Trump afirmaba que “se están lanzando criminales a EE.UU.” desde El Salvador, Bukele se jactaba de su éxito en reducir homicidios –aunque ahora enfrenta acusaciones de haber negociado secretamente con la pandilla MS‑13 para lograrlo
Este escándalo revela una compleja intersección entre política migratoria, relaciones internacionales y lucha contra el crimen organizado. Las autoridades de EE.UU. y El Salvador están en el centro de un debate sensible sobre la legalidad, la ética y los límites del poder ejecutivo en asuntos transnacionales.