El papa León XIV realizó este sábado su primera salida pública como pontífice con una visita no anunciada al santuario de la Virgen del Buen Consejo en Genazzano, Italia. Este gesto espontáneo y profundamente simbólico refuerza su conexión con la espiritualidad agustiniana y marca el inicio de su pontificado con un mensaje de humildad y devoción.
A su llegada al santuario, ubicado a unos 60 kilómetros al sureste de Roma, León XIV fue recibido por el obispo local y autoridades eclesiásticas. El papa oró en silencio ante la imagen mariana y guió a los presentes en la oración compuesta por Juan Pablo II a la Madre del Buen Consejo, concluyendo con el rezo del Ave María y el canto de la Salve Regina.
En su mensaje a los fieles, expresó: “He deseado mucho venir aquí en estos primeros días del nuevo ministerio que la Iglesia me ha confiado, para llevar adelante esta misión como Sucesor de Pedro”.
Más temprano, León XIV se reunió en el Vaticano con los cardenales que aún permanecen en Roma, dialogando sobre los desafíos de la Iglesia abordados en las congregaciones generales previas al cónclave. Durante su intervención, destacó: “El mundo atraviesa una nueva revolución, esta vez ligada al desarrollo de la inteligencia artificial”.
La elección de Genazzano, sede de un santuario estrechamente vinculado a la Orden de San Agustín, subraya el compromiso del nuevo papa con la tradición agustiniana. El escudo papal de León XIV, que conserva elementos de su ordenación episcopal, presenta un lirio blanco y un corazón atravesado por una flecha sobre un libro cerrado, evocando la frase de San Agustín: “Has traspasado mi corazón con tu Palabra”.
Esta primera salida del pontífice simboliza una continuidad con el legado de sus predecesores y una apertura hacia los desafíos contemporáneos de la Iglesia.
