Cada mañana, cuando el sol apenas ilumina las aguas del río Ozama, Ruddy Camacho se prepara para iniciar su jornada laboral. Desde hace más de veinte años se dedica a transportar personas en una pequeña yola de madera, cruzando a decenas de pasajeros que necesitan llegar a su trabajo, escuela o simplemente visitar a un familiar al otro lado.
Camacho es uno de los siete yoleros que operan en el sector El Dique, del ensanche Ozama, Santo Domingo Este, un medio de transporte que continúa siendo una necesidad para los residentes que no cuentan con alternativas más rápidas o económicas. “Empecé en esto por necesidad. Era limpiabotas y un amigo me ayudó con una yola”, recordó mientras secaba el sudor de su frente.
El trayecto puede parecer corto, apenas tres minutos de ida y tres de vuelta, pero para quienes lo utilizan a diario representa la forma más directa y asequible de cruzar el río Ozama sin depender del pesado tráfico. Utilizar vehículos convencionales les tomaría alrededor de 20 minutos.
Asimismo, Camacho conserva una memoria exacta del costo del pasaje. “En el 2002 el pasaje costaba RD$5. En el 2004 lo subimos a RD$10, en el 2005 a RD$20 y para el 2006 a RD$30.En la actualidad, cuesta RD$35”, puntualizó.
Aunque los precios han aumentado con los años, los usuarios consideran que sigue siendo una tarifa justa. “Este medio de transporte es muy importante porque uno se ahorra tiempo”, dijo Yensi Flores, residente del sector, quien lleva más de 20 años usando este medio de transporte.
Jornada laboral
Las jornadas comienzan desde temprano en la mañana y pueden extenderse hasta las cuatro o cinco de la tarde. “A veces no da tiempo ni para almorzar bien”, dijo Camacho, quien asegura que, aunque el trabajo es duro, no lo cambiaría por otro.
El esfuerzo de remar constantemente deja su huella en el cuerpo: los brazos duelen, las manos se agrietan y la espalda se resiente. Su necesidad de mantener a su familia lo motiva a continuar. “Este es mi trabajo, y con esto llevo comida a mi casa”, sustentó.
Los días más productivos son los fines de semana, cuando el flujo de pasajeros aumenta. En esas jornadas, el yolero puede ganar entre RD$800 y RD$900, mientras que entre semana sus ingresos bajan, dependiendo del movimiento de personas y las condiciones del clima.
Riesgos
A pesar del valor que representa este servicio para la comunidad, los riesgos son evidentes. No existen chalecos salvavidas ni medidas de seguridad establecidas. “La medida que tenemos es que cuando una yola da problema, la cambiamos por otra”, admitió Camacho.
El conocimiento del río y la experiencia acumulada son las únicas garantías de seguridad, tanto para los pasajeros como para los yoleros. Aun así, el servicio rara vez se detiene. Solo la crecida violenta del río o una tormenta fuerte logran anclar las yolas a la orilla.
Lo que para los residentes de El Dique es una rutina necesaria, para los visitantes extranjeros es una curiosa atracción. Las características de la zona abren la curiosidad para el turismo.
“Sí, los turistas vienen y se tiran fotos”, comentó Camacho con una sonrisa que mezcla orgullo y resignación. Mientras algunos visitantes ven el paisaje pintoresco del río, él ve su sustento diario, su lucha constante y la esperanza de que cada jornada termine sin incidentes.
Desafíos
Pese a sus beneficios, el río Ozama enfrenta graves problemas que afectan tanto a los pasajeros como a los propios yoleros. La contaminación es el principal de ellos. Toneladas de basura, plásticos y residuos son arrastrados por el afluente cada día, generando un fuerte olor y convirtiendo el agua en un foco de enfermedades.

“La contaminación es lo único que me encuentro mal de esto”, expresó Yensi Flores, señalando la gran cantidad de desechos que flotan a diario cerca del embarcadero. A esta problemática se suman los barcos y escombros anclados en varios puntos del río.
La Unidad para la Readecuación de Barrios y Entornos (URBE), adscrita al Ministerio de la Presidencia, inició el proceso de licitación para la primera etapa del Proyecto de Recuperación del Margen Oriental del Río Ozama. Esta fase contempla la protección de los bordes del río y la estabilización de suelos, con el objetivo de transformar la ribera en un espacio seguro, ambientalmente sostenible y digno para las comunidades.
El proyecto incluye obras de urbanismo, infraestructura recreativa y deportiva, paisajismo, iluminación pública, adecuación de infraestructuras existentes y nuevos equipamientos para la zona.
La iniciativa contempla la creación de un plan municipal de saneamiento del río Ozama, que será ejecutado en coordinación con entidades gubernamentales como los ministerios de Medio Ambiente y Recursos Naturales y de Salud Pública, Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo, Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados y el Gabinete para la Rehabilitación de las cuencas Ozama e Isabela.
También abarca sanciones a las empresas y personas que contaminen sus aguas, la promoción de programas educativos de concienciación ciudadana y la gestión de financiamiento sostenible a través de bonos verdes y mecanismos internacionales. La licitación anunciada por URBE para la recuperación del margen oriental de Las Lilas, Etapa I, tiene un presupuesto estimado de RD$455 millones.
Proyectos

Durante la gestión del expresidente Danilo Medina nació el proyecto “Domingo Savio”, que contemplaba el traslado de 1,727 familias de los sectores La Ciénaga y Los Guandules, las cuales se encontraban en condiciones vulnerables dentro de la franja de riesgo del río Ozama.
La intervención fue retomada por el presidente Luis Abinader, quien en diciembre de 2023 inauguró el proyecto de intervención urbana Nuevo Domingo Savio, ubicado en la ribera oeste del mismo río. Como parte de esta iniciativa, se trasladaron aproximadamente 2,500 familias, para un total de 8,800 personas que habían vivido en zonas de alto riesgo debido a las constantes crecidas del río. Entre las principales característica del proyecto se encuentran el polideportivo y el parque La Ballena.
Contaminación
Los residuos plásticos que circulan sobre el cauce del río Ozama representan una contaminación directa al Mar Caribe, ya que este afluente transfiere entre un 40% y 90% de dichos desechos directamente a las costas, según una investigación realizada en 2023 por el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec) y The Ocean Cleanup, quienes utilizaron una combinación de rastreadores satelitales y herramientas de inteligencia artificial.
Los datos de este estudio destacaron la secuencia de la contaminación, los desechos plásticos flotantes se transfieren a través del canal cañada-río-mar. El análisis basado en rastreadores arrojados en diferentes ubicaciones del río detectó la eficiencia del traslado de la basura. De este modo, calcularon que la transferencia directa de residuos desde las cañadas al río es de un 40%. Además, el estudio reveló que un 26% de los desechos llega desde la cañada directamente al mar.


